Piensa en un día normal de tu vida. Te despiertas y miras por la ventana para ver qué tiempo hace. Te duchas y te cepillas los dientes. Mientras desayunas un huevo cocido y tomas una taza de café, consultas las últimas noticias leyendo un periódico, o lo haces en línea en tu tableta. Tu café necesita azúcar, así que le añades un poco. Te pones los zapatos y coges el abrigo para ir a trabajar. Antes de salir de casa, te acuerdas de que es el día de sacar la basura y la sacas para que la recojan.
Al subir al coche, te das cuenta de que tu vecino ha pintado la puerta de su garaje de otro color y que han vuelto a pavimentar tu calle.
La cal, la dolomita y los minerales se utilizan para fabricar el cristal de las ventanas por las que miras, para purificar el agua del grifo, así como en la producción de azúcar y para ayudar a alimentar a las gallinas que ponen los huevos que comes. También están presentes en el papel que lees, en el tratamiento de los gases de combustión que se liberan durante los procesos de gestión de residuos, en la fabricación de metal, vidrio y otros materiales utilizados para fabricar tu coche, en el asfalto utilizado para construir la carretera por la que conduces e incluso para producir la piel de tus zapatos.
Nuestros productos se utilizan en una gran variedad de aplicaciones que vemos, tocamos, utilizamos y en las que confiamos continuamente.